martes, 8 de enero de 2013


LAS MUJERES DE LOS BACANES
Por CARLOS ALBERTO GIRALDO | Publicado el 6 de enero de 2013
Al narcotráfico y los narcos no solo les debemos las oficinas de sicarios, el consumismo más extravagante e impensado, la sociedad del lucro a cualquier precio y la justicia por manos propias. A ellos los podemos declarar creadores de una nueva variedad de mujeres: las porcelanas.

Damitas hechas a la medida de sus canecas de dólares, de sus caletas con fortunas incontables empacadas al vacío. Chicas de plástico, diría el cantante que lleva espadas en su apellido y sus letras: Rubén.

Medellín ha sido criadero exitoso de esta especie de damiselas de cuerpos perfeccionados por los "miguelángeles" de la cirugía estética local: torsos cincelados, traseros inyectados con arte y unos senos como siempre se los pajeó en sueños la humanidad.

Ellas suelen acompañar a los dones que las pasean por centros comerciales, estadios y restaurantes como si fueran lo mejor de sus establos. Las llevan de gancho, o respaldadas por uno o dos sujetos con cara de chicos malos que no admiten piropos atrevidos ni miradas lascivas.

Medellín se acostumbró a vanagloriarse de ese paisaje femenino. "Las paisas espectaculares" de las que hablan algunos portales con signos de admiración y las "damas de compañía" que rumban en una red ciberespacial que atrapa visitantes deseosos. Es el lado oscuro que todos sabemos que existe aquí: el de la Medellín en la que la plata lo puede todo.

Este ambiente ha sido tóxico y altamente contagioso: las porcelanas son multiestrato. Las hay del uno al seis. Las hay vestidas con ropa chillona, intentando escalar posiciones y riquezas. Y las hay consolidadas, avezadas cazadoras de narcos, de comerciantes e incluso de ejecutivosyuppies a los que les gusta la carne en su punto. Por eso hablo de las mujeres de los bacanes. El bacán no es solo el mafioso. El bacán es un hombre poderoso (de poder y de dinero) que, "entrado en gastos", se sirve esos manjares en la mesa, o mejor, en la cama.

Acaban de morir unas jóvenes en una matanza y como no me gusta ser eufemístico y cándido, a diferencia de nuestro comandante de la Policía Metropolitana, no creo que ellas no supieran con qué leones estaban en los morros de Envigado.

Pero hay que decir, eso sí, que ellas y tantas otras jóvenes de ahora son el resultado de una ciudad "bacaniada" y de una cultura "bacaniada". Extraviadas en las formas, las maneras ostentosas y el dinero de los "bacanes ilegales" y de los "bacanes legales".

Si tiene hijas o piensa tenerlas aquí, por favor enséñeles que no se vale todo por la plata. Ahhh, y mire cómo hace para que aprendan a cuáles fiestas se puede ir y a cuáles no. En este valle hay rumbas con excesos de pólvora.


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