LAS MUJERES DE LOS BACANES
Al narcotráfico y los narcos no solo
les debemos las oficinas de sicarios, el consumismo más extravagante e
impensado, la sociedad del lucro a cualquier precio y la justicia por manos
propias. A ellos los podemos declarar creadores de una nueva variedad de
mujeres: las porcelanas.
Damitas hechas a la medida de sus canecas de dólares, de sus caletas con
fortunas incontables empacadas al vacío. Chicas de plástico, diría el cantante
que lleva espadas en su apellido y sus letras: Rubén.
Medellín ha sido criadero exitoso de esta especie de damiselas de cuerpos
perfeccionados por los "miguelángeles" de la cirugía estética local:
torsos cincelados, traseros inyectados con arte y unos senos como siempre se
los pajeó en sueños la humanidad.
Ellas suelen acompañar a los dones que las pasean por centros comerciales,
estadios y restaurantes como si fueran lo mejor de sus establos. Las llevan de
gancho, o respaldadas por uno o dos sujetos con cara de chicos malos que no
admiten piropos atrevidos ni miradas lascivas.
Medellín se acostumbró a vanagloriarse de ese paisaje femenino. "Las
paisas espectaculares" de las que hablan algunos portales con signos de
admiración y las "damas de compañía" que rumban en una red
ciberespacial que atrapa visitantes deseosos. Es el lado oscuro que todos
sabemos que existe aquí: el de la Medellín en la que la plata lo puede todo.
Este ambiente ha sido tóxico y altamente contagioso: las porcelanas son
multiestrato. Las hay del uno al seis. Las hay vestidas con ropa chillona,
intentando escalar posiciones y riquezas. Y las hay consolidadas, avezadas
cazadoras de narcos, de comerciantes e incluso de ejecutivosyuppies a
los que les gusta la carne en su punto. Por eso hablo de las mujeres de los
bacanes. El bacán no es solo el mafioso. El bacán es un hombre poderoso (de
poder y de dinero) que, "entrado en gastos", se sirve esos manjares
en la mesa, o mejor, en la cama.
Acaban de morir unas jóvenes en una matanza y como no me gusta ser eufemístico
y cándido, a diferencia de nuestro comandante de la Policía Metropolitana, no
creo que ellas no supieran con qué leones estaban en los morros de Envigado.
Pero hay que decir, eso sí, que ellas y tantas otras jóvenes de ahora son el
resultado de una ciudad "bacaniada" y de una cultura
"bacaniada". Extraviadas en las formas, las maneras ostentosas y el
dinero de los "bacanes ilegales" y de los "bacanes
legales".
Si tiene hijas o piensa tenerlas aquí, por favor enséñeles que no se vale todo
por la plata. Ahhh, y mire cómo hace para que aprendan a cuáles fiestas se
puede ir y a cuáles no. En este valle hay rumbas con excesos de pólvora.
No hay comentarios:
Publicar un comentario